Mediodía del viernes 20 de marzo. Antonio pasea su desamparo, su soledad, sus carencias por las calles de Arrecifes. Junto a el trotan sus perros, algunos de los cuales compartieron también las soledad, las carencias de Hugo, su compañero de desventuras. De pronto llega un camión del Municipio (del mismo Municipio que poco ó nada hace para aliviar el desamparo y las carencias de Antonio y tantos otros como él), cargan los perros y los tiran en el Basural, donde están condenados a morir atacados por otros perros que defienden su territorio o sumarse a las decenas que vagan por los campos aledaños.
Como si lo ocurrido en agosto del año pasado no hubiera servido para nada, la historia se repite. Otra vez la barbarie, otra vez apelar a la “solución final” al estilo nazi antes que hacer las cosas como corresponde. Otra vez la irracionalidad y el gusto de destruir antes que otra cosa. Pereciera que para ciertos funcionarios a quienes algunas personas admiran por “eficientes” y “ejecutivos” no existen otros caminos.
El mismo viernes por la tarde el hecho que relatamos fue denunciado por Mirta Barabino en el programa de Rodolfo Guayán en LVA, lo que motivó a su vez el llamado del Secretario de Gobierno quien nuevamente intentó defender lo indefendible para, finalmente, admitir lo que había sucedido. En su vehemente intervención en el programa Mirta Baravino cargó (y con razón) no solamente contra Rodríguez Torres, sino también contra Ciongo, el temible Director de Servicios Urbanos (y al parecer Secretario de Obras Públicas “de facto “) y el responsable de Bromatologia, en este último caso más por omisión que por acción.
Realmente cuesta entender lo que pasa por las cabezas de estos funcionarios. Si esos perros u otros significaban un riesgo para los transeúntes y había que sacarlos de la calle por qué no hacer las cosas de otra manera. Por ejemplo cumplir con lo prometido, terminar el arreglo de los caniles de la Protectora y dejarlos allí, y de paso cortar los yuyos del predio cuya altura tapa ya a una persona. ¿Tanto cuesta hacer eso? ¿Todo tiene que pasar por aniquilar a cuanto perro se ponga a tiro? ¿O será que sólo se ayuda a las instituciones que adhieren a la causa bolinaguista y como en la nueva Comisión de la Protectora ya no existe esa influencia se la castiga?
Esta vez sin embargo los “mataperros” de Bolinaga han llegado muy lejos y podrían pagar las consecuencias de sus actos. Es que desde noviembre del año pasado rige la ley provincial 13.879 que prohíbe en las dependencias oficiales de la Provincia la práctica del sacrificio de perros gatos como así también todos los actos que impliquen malos tratos o crueldad, de acuerdo a lo establecido en la ley Nacional Nº 14.348 de Protección a los Animales, que bien se les podría aplicar a los funcionarios responsables de este nuevo hecho de barbarie.
Como si lo ocurrido en agosto del año pasado no hubiera servido para nada, la historia se repite. Otra vez la barbarie, otra vez apelar a la “solución final” al estilo nazi antes que hacer las cosas como corresponde. Otra vez la irracionalidad y el gusto de destruir antes que otra cosa. Pereciera que para ciertos funcionarios a quienes algunas personas admiran por “eficientes” y “ejecutivos” no existen otros caminos.
El mismo viernes por la tarde el hecho que relatamos fue denunciado por Mirta Barabino en el programa de Rodolfo Guayán en LVA, lo que motivó a su vez el llamado del Secretario de Gobierno quien nuevamente intentó defender lo indefendible para, finalmente, admitir lo que había sucedido. En su vehemente intervención en el programa Mirta Baravino cargó (y con razón) no solamente contra Rodríguez Torres, sino también contra Ciongo, el temible Director de Servicios Urbanos (y al parecer Secretario de Obras Públicas “de facto “) y el responsable de Bromatologia, en este último caso más por omisión que por acción.
Realmente cuesta entender lo que pasa por las cabezas de estos funcionarios. Si esos perros u otros significaban un riesgo para los transeúntes y había que sacarlos de la calle por qué no hacer las cosas de otra manera. Por ejemplo cumplir con lo prometido, terminar el arreglo de los caniles de la Protectora y dejarlos allí, y de paso cortar los yuyos del predio cuya altura tapa ya a una persona. ¿Tanto cuesta hacer eso? ¿Todo tiene que pasar por aniquilar a cuanto perro se ponga a tiro? ¿O será que sólo se ayuda a las instituciones que adhieren a la causa bolinaguista y como en la nueva Comisión de la Protectora ya no existe esa influencia se la castiga?
Esta vez sin embargo los “mataperros” de Bolinaga han llegado muy lejos y podrían pagar las consecuencias de sus actos. Es que desde noviembre del año pasado rige la ley provincial 13.879 que prohíbe en las dependencias oficiales de la Provincia la práctica del sacrificio de perros gatos como así también todos los actos que impliquen malos tratos o crueldad, de acuerdo a lo establecido en la ley Nacional Nº 14.348 de Protección a los Animales, que bien se les podría aplicar a los funcionarios responsables de este nuevo hecho de barbarie.