domingo, 19 de abril de 2009

LA PICOTA 7: Editorial

El viernes 17 apareció la edición de abril de LA PICOTA, de la cual reproducimos su nota editorial:
Los tiempos (o su carencia), los compromisos familiares y laborales impiden a veces poder encerrar en las páginas de cada edición de LA PICOTA todos los sucesos de un mes, máxime cuando la casi totalidad de su material es opinión, algo que requiere una prolija lectura previa de la información y su posterior análisis antes de concretar cada nota.
Eso motiva que dejemos para otro numero temas como la avalancha de visitas oficiales que -cual demorados Reyes Magos- han llegado últimamente para repartir pensiones, títulos de propiedad, subsidios y otros clásicos de los tiempos pre-electorales.
Tal vez algún lector agregue a la lista de omisiones cierto caso robo de camperas, episodio que no creemos toque estrictamente lo local, más allá de la “perspicacia” del Concejo Deliberante previo a diciembre del 2001 que en Sesión Especial le otorgó una distinción al policía que lo protagonizó.
Integran si el sumario de esta edición un repaso a distintas derivaciones que ha tenido el sonado caso en el Hospital, el análisis sobre las reveladoras declaraciones del Intendente acerca de la burocracia bonaerense y un comentario sobre otra de las armas que el oficialismo agrega a su arsenal mediatico: las encuestas hechas por periodistas amigos.
Dentro del material de fondo repasamos la conflictiva historia del Sector Industrial Planificado, bautizado recientemente en un acto de campaña y que, pese a las cuantiosas sumas invertidas, apenas si puede mostrar por ahora alguna que otra industria relocalizada. A ello le sumamos la primera entrega de la Guía de los Barrios y una página dedicada a la Educación.
Volviendo a lo local quizá la nota que mejor cuadra a este editorial es la comparación sobre las semejanzas entre Kirchner y Bolinaga, especialmente en eso de llorar por las cosas que supuestamente no les deja hacer la oposición, cuando en realidad cuentan en los órganos legislativos con la mayoría necesaria (y la docilidad de los legisladores) como para concretar cualquier capricho.
A proposito de lo anterior, la actualidad suma una nueva semejanza al dúo de marras. No conforme con el adelantamiento de las elecciones, Kirchner completó el bochorno institucional nativo con su invento de las “candidaturas testimoniales”, es decir candidatos que se presentan para -en el caso de ganar- no ejercer luego el cargo obtenido..
Lo concreto es que la idea de Kirchner no parece ser del agrado de muchos intendentes que debieran ponerla en práctica, por lo cual escaparán por la tangente llenando las listas con nombres de hermanos, hijos, padres o sobrinos que lleven su apellido o lo asocien a él.
Esto lleva a que por un momento dejemos el garrote de lado y tributemos a nuestro Intendente un justo reconocimiento. Lo criticaremos sin piedad en cada número pero en este caso tenemos que reconocer su condición de adelantado: poblar las listas con parientes es desde siempre su estilo de hacer política. Estilo Bolinaga, como dice la más que agobiante propaganda oficial.

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