domingo, 31 de mayo de 2009

¡Bárbaros, los árboles no se matan!

La referencia a Sarmiento que encabeza esta nota resulta doblemente adecuada, no sólo por aquella célebre frase que el acuñó o al menos adaptó: “¡Bárbaros, las ideas no se matan!”, sino por el empeño que puso durante su presidencia en promover la implantación en nuestro país de distintas variedades de árboles, el eucalipto entre otros, por lo que es de descontar su reacción ante un hecho ocurrido recientemente en Arrecifes donde, una vez más, se puso de manifiesto la necedad, la ignorancia y la barbarie bolinaguista.
En la avenida Molina entre Misiones y Tucumán, sobre el lado norte, existía (tiempo pasado) una especie de boulevard formado por el trazo irregular de la arteria en ese tramo, y en ese boulevard o isla un conjunto de añosos árboles . Para completar la descripción de “la escena del crimen” digamos que en ese sector la vereda norte está bastante más elevada que la del lado opuesto y caía (tiempo pasado), en declive hacia la calzada.
El martes o miércoles de la semana anterior, cerca del mediodía, la voz entre indignada y dolida de una persona que habita en la zona me advertía que una cuadrilla de la Municipalidad habían procedido a destruir esa hermosa arboleda, ratificando así la política de tierra arrasada y “arboricidio” de la cual esta administración ha hecho un culto. Tan apurados estaban que cuando llegó un fotógrafo a registrar la salvajada ya todo había terminado, no obstante lo cual este vandálico hecho quedó registrado por alguien que concurre a la zona por cuestiones de trabajo. Fotos que ojalá pudieran difundirse.
El jueves 28 cuando pude ir al lugar lo que se veía no era ya una pendiente en suave declive sino una barranca de casi dos metros de altura cortada a pique y altísimas pilas de tierra que, imagino, estarán hoy convertidas en lodazales. Completando el paisaje de desolación dos o tres troncos tirados en la calle, ya que la mayoría fueron llevados con destino desconocido.
Alguien que vive en las cercanías trató de averiguar de qué se trataba todo eso pero en la Oficina de Obras Públicas nadie sabía nada, ni quien ordenó el desmonte ni que obra va a realizarse en el lugar. Se habla de supuestos trabajos de desagues y de ser así nadie puede oponerse a esa mejora, pero cabe también preguntar si al menos se estudió alguna alternativa para salvar los árboles. Queda la posibilidad de que sólo sea otra puesta en escena electoral, aunque por allí la clientela de Bolinaga es muy fiel y (lamentablemente) lo votarán igual con cunetas o sin ellas.
Otra pregunta hasta ahora sin respuesta es qué fue de la madera extraída. Una pequeña parte, dicen, se la habrían entregado a los vecinos, del resto ni idea, lo que alienta las sospechas de que alguien en la Municipalidad esté haciendo unos mangos extras vendiendo leña. Teniendo en cuenta todos los árboles que ha destruido esta gestión, ese “extra” debe ser bastante abultado.
En 2008 alumnos de sexto año del Colegio Santa Teresita se adjudicaron una importante distinción a nivel provincial con su proyecto titulado “Salvemos a los árboles - Un árbol para mi ciudad”, copia del cual hicieron llegar al Concejo Deliberante en marzo de este año junto con una propuesta para concientizar a la población sobre la importancia del arbolado urbano.
A la luz de los hechos, no estaría de más que funcionarios como Bolinaga, Carro, Labrune, Ciongo y otros taladores compulsivos que tiene esta gestión, se sentaran en un pupitre para que esos chicos les expliquen aquello que aprendimos también nosotros en nuestra edad escolar: que un árbol nos da sombra, nos ayuda a respirar mejor y embellece el paisaje, entre otros beneficios. Verdades elementales pero necesarias para intentar que estos Atilas arrecifeños comprendan que los árboles, al igual que las ideas, tampoco deben matarse.

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