Comienzos de 1994. Ante varios casos de meningitis registrados en la zona el concejal Marcelo Bianchini presenta un proyecto para que la Municipalidad adquiriera vacuna contra ese mal. Molesto por la iniciativa el entonces Intendente Daniel Bolinaga pidió intervenir en la sesión donde se discutía al asunto, refutó las afirmaciones de Bianchini y no se privó, en una muestra acabada de su intolerancia, de tratarlo -injusta e infundadamente por cierto- de mentiroso.
Traemos a colación esta anécdota ya que en una reciente solicitada donde reprocha a sus antiguos compañeros de militancia por una supuesta desviación ideológica, el ex concejal parece hacer una indirecta defensa de Bolinaga afirmando que no se puede centrar en él las críticas como si todos los males de Arrecifes se debieran exclusivamente a él.
Habitualmente no hacemos aquí observaciones sobre la actividad de agrupaciones políticas salvo la que ejerce el poder actualmente, pero como la publicación de referencia hace una indirecta alusión al responsable de este medio, vale la pena aclarar algunas cosas.
Por supuesto que Bolinaga no es el único culpable de los males que padece Arrecifes, males que no empezaron ayer. Algún día tendremos que pensar seriamente porque se fundieron o se dejó desaparecer a dos cooperativas agropecuarias, porque se perdió la cooperativa eléctrica (hoy somos casi la única ciudad del noreste bonaerense que no tiene una entidad de ese tipo), o como determinadas instituciones son manejadas desde hace años a control remoto desde una oficina contable.
No, no todas son culpas de Bolinaga pero su forma de ser tampoco ayuda. Ese estilo -muy parecido al cierta legisladora provincial- consistente en vivir para el poder y retenerlo o conseguir aumentarlo, el pensar casi exclusivamente en el corto plazo, en ganar la próxima elección y luego en la que sigue no se compadece con planes serios de crecimiento.
Con esa mentalidad es inútil imaginar que tengamos una dependencia encargada del Medio Ambiente con alguien capacitado a su frente, o que avancemos en planificación urbana, en una adecuada promoción social, en una salud pública de bases sólidas, en planes de aliento a la producción, en una agenda cultural genuina y no en un simple amontonamiento de actividades que ofrece la Provincia, en un adecuado manejo y procesamiento de los residuos domiciliarios. No, con individuos como Bolinaga gobernando Arrecifes jamás tendrá ninguna de las cosas por las cuales Marcelo Bianchini tanto peleó desde una banca, lucha que le deparó no pocos sinsabores, entre ellos el injusto calificativo de mentiroso que le prodigó el autócrata a quien hoy parece defender.
Traemos a colación esta anécdota ya que en una reciente solicitada donde reprocha a sus antiguos compañeros de militancia por una supuesta desviación ideológica, el ex concejal parece hacer una indirecta defensa de Bolinaga afirmando que no se puede centrar en él las críticas como si todos los males de Arrecifes se debieran exclusivamente a él.
Habitualmente no hacemos aquí observaciones sobre la actividad de agrupaciones políticas salvo la que ejerce el poder actualmente, pero como la publicación de referencia hace una indirecta alusión al responsable de este medio, vale la pena aclarar algunas cosas.
Por supuesto que Bolinaga no es el único culpable de los males que padece Arrecifes, males que no empezaron ayer. Algún día tendremos que pensar seriamente porque se fundieron o se dejó desaparecer a dos cooperativas agropecuarias, porque se perdió la cooperativa eléctrica (hoy somos casi la única ciudad del noreste bonaerense que no tiene una entidad de ese tipo), o como determinadas instituciones son manejadas desde hace años a control remoto desde una oficina contable.
No, no todas son culpas de Bolinaga pero su forma de ser tampoco ayuda. Ese estilo -muy parecido al cierta legisladora provincial- consistente en vivir para el poder y retenerlo o conseguir aumentarlo, el pensar casi exclusivamente en el corto plazo, en ganar la próxima elección y luego en la que sigue no se compadece con planes serios de crecimiento.
Con esa mentalidad es inútil imaginar que tengamos una dependencia encargada del Medio Ambiente con alguien capacitado a su frente, o que avancemos en planificación urbana, en una adecuada promoción social, en una salud pública de bases sólidas, en planes de aliento a la producción, en una agenda cultural genuina y no en un simple amontonamiento de actividades que ofrece la Provincia, en un adecuado manejo y procesamiento de los residuos domiciliarios. No, con individuos como Bolinaga gobernando Arrecifes jamás tendrá ninguna de las cosas por las cuales Marcelo Bianchini tanto peleó desde una banca, lucha que le deparó no pocos sinsabores, entre ellos el injusto calificativo de mentiroso que le prodigó el autócrata a quien hoy parece defender.
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