Transcurridas apenas veinticuatro horas de la salida de LA PICOTA papel llegan las primeras repercusiones, así como días antes habían llegado también las correspondientes a este Blog. La mayoría por suerte son ampliamente positivas, palabras que expresan su satisfacción por los contenidos de la publicación y alientan a continuar en la tarea. Y también, como es lógico que suceda llegan –por suerte en una proporción mucho menor- una serie de objeciones cuyo común denominador es el supuesto carácter negativo (o no constructivo) que tendrían las notas. “Todo en contra” sería la síntesis de esas quejas. Procuraremos replicarlas.
En primer lugar nuestra postura es que aproximándose al primer año de su gestión lo realizado por Bolinaga no pasa de simple maquillaje, toques cosméticos que pueden impresionar a algunos por contraste con deficiencias anteriores, pero no mucho más que eso. Puestos de trabajo no se han creado (salvo en la planta de empleados de la Municipalidad); el transito que debe controlar Sir Laurence Ricci sigue tan caótico como antes; la seguridad idem; el Hospital –dicen- está un poco más “ordenado”, claro que al precio de atender a menos gente. No se ha visto una sola cuadra de cordón cuneta ni de pavimento y menos alguna vivienda, para todo lo cual habrá que esperar seguramente hasta las próximas elecciones.
Quien haya repasado los diarios locales desde el 2005 en adelante, como lo hicimos para documentar varias de la notas de LA PICOTA, puede apreciar un panorama de conjunto de la alevosa campaña de descrédito que llevó a cabo el bolinaguismo contra una administración municipal que, justo, es decirlo, dejaba muchos flancos abiertos para el ataque. Críticas constantes, acusaciones infundadas rayanas en la injuria, la forma en que embarraron el tema de las 350 viviendas o la cobarde descalificación hacia las asistentes sociales que censaron a los postulantes de ese barrio, son apenas muestras de una deliberada táctica que omitía cualquier reconocimiento a varios logros del adversario político, que indudablemente existieron, táctica que les permitió obtener en 2005 esa perversa mayoría que con dificultad retuvieron en 2007 apelando a las mismas armas.
¿Porqué entonces habría que proceder distinto a ellos en el caso de que hipotéticamente viéramos concretado algo de lo mucho que prometió el Frente para la Victoria en su campaña electoral?, ¿porqué actuar con hidalguía con quienes no lo merecen y de última, responderían con soberbia ante el reconocimiento a algo supuestamente bien hecho? No destacamos cosas positivas porque no las vemos, y de existir lo justo y adecuado es que prueben algo de su propia medicina. Ningún adepto a Bolinaga va ha cambiar de idea por nuestras notas, pero si se logra que nadie de quienes lo votaron en contra modifique su pensamiento confundido por la engañosa publicidad oficial que satura los medios, eso sólo justificaría esta lucha. A tal señor tal honor dice el refrán, y a estos muchachos la palabra señor les cae demasiado grande, si es que por casualidad conocieran su significado.
En primer lugar nuestra postura es que aproximándose al primer año de su gestión lo realizado por Bolinaga no pasa de simple maquillaje, toques cosméticos que pueden impresionar a algunos por contraste con deficiencias anteriores, pero no mucho más que eso. Puestos de trabajo no se han creado (salvo en la planta de empleados de la Municipalidad); el transito que debe controlar Sir Laurence Ricci sigue tan caótico como antes; la seguridad idem; el Hospital –dicen- está un poco más “ordenado”, claro que al precio de atender a menos gente. No se ha visto una sola cuadra de cordón cuneta ni de pavimento y menos alguna vivienda, para todo lo cual habrá que esperar seguramente hasta las próximas elecciones.
Quien haya repasado los diarios locales desde el 2005 en adelante, como lo hicimos para documentar varias de la notas de LA PICOTA, puede apreciar un panorama de conjunto de la alevosa campaña de descrédito que llevó a cabo el bolinaguismo contra una administración municipal que, justo, es decirlo, dejaba muchos flancos abiertos para el ataque. Críticas constantes, acusaciones infundadas rayanas en la injuria, la forma en que embarraron el tema de las 350 viviendas o la cobarde descalificación hacia las asistentes sociales que censaron a los postulantes de ese barrio, son apenas muestras de una deliberada táctica que omitía cualquier reconocimiento a varios logros del adversario político, que indudablemente existieron, táctica que les permitió obtener en 2005 esa perversa mayoría que con dificultad retuvieron en 2007 apelando a las mismas armas.
¿Porqué entonces habría que proceder distinto a ellos en el caso de que hipotéticamente viéramos concretado algo de lo mucho que prometió el Frente para la Victoria en su campaña electoral?, ¿porqué actuar con hidalguía con quienes no lo merecen y de última, responderían con soberbia ante el reconocimiento a algo supuestamente bien hecho? No destacamos cosas positivas porque no las vemos, y de existir lo justo y adecuado es que prueben algo de su propia medicina. Ningún adepto a Bolinaga va ha cambiar de idea por nuestras notas, pero si se logra que nadie de quienes lo votaron en contra modifique su pensamiento confundido por la engañosa publicidad oficial que satura los medios, eso sólo justificaría esta lucha. A tal señor tal honor dice el refrán, y a estos muchachos la palabra señor les cae demasiado grande, si es que por casualidad conocieran su significado.
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